En qué consiste el síndrome de la clase turista y cómo evitarlo
Desde los años 90 se habla del síndrome de la clase turista o trombosis del viajero. Y es que se empezó a registrar un aumento del número de trombosis venosa entre los pasajeros que viajaban en avión frecuentemente. Especialmente cuando hacían viajes de larga duración y en clase turista.
Con el tiempo, se ha visto que no está relacionado con la clase turista, sino que afecta a los viajeros en general, viajen en la clase que viajen. No así, lo que sí tiene que ver es que el viajero esté durante mucho tiempo sin mover las piernas, provocando que se mueva la sangre. Eso, a su vez, realentiza la circulación, por lo que aumenta la posibilidad de tener esta enfermedad.
Qué provoca el síndrome de la clase turista
La trombosis venosa profunda (TVP) es una patología con poca prevalencia, entre 3 y 5% en pacientes de alto riesgo y del 1% en el resto. Se trata de un coágulo sanguíneo en una vena profunda, principalmente en la parte inferior de la pierna y el muslo. No obstante, también se puede dar en otras venas profundas, como las del brazo o la pelvis.
Uno de los grandes problemas viene cuando se desprende el coagulo se puede desplazar por el torrente sanguíneo y atascar los vasos sanguíneos del cerebro, pulmones, corazón u otra zona (llamado émbolo) produciendo daños graves.
Las situaciones que contribuyen a la formación de trombos son:
- Sedentarismo o escasa movilidad de los miembros inferiores.
- Factores de riesgo:
Alteración congénita de la coagulación.
Varices.
Obesidad.
Terapias hormonales.
Antecedentes personales de trombosis.
Tabaquismo.
Traumatismo o cirugía reciente.
Tomar anticonceptivos orales.
Otras enfermedades como cáncer o insuficiencia cardiaca.
Edad avanzada. - Y más en general, cualquier persona que esté demasiado tiempo sentada sin mover las piernas es susceptible de sufrir el síndrome de la clase turista.
¿Cómo evitar el síndrome de la clase turista?
Lo mejor que podemos hacer para evitar este síndrome es tomar algunas medidas, muchas del día a día, otras a la hora de viajar. Pueden ayudarnos a prevenirlo:
Cuando viajemos en avión, lo mejor es tener los asientos del lado del pasillo. Así, cuando sea necesario podremos movernos tranquilamente.
Si permanecemos sentados, lo mejor es evitar cruzar las piernas o que queden demasiado dobladas. Además, se pueden hacer ejercicios de contracción de los músculos inferiores.
Si el vuelo hace una escala, no tenemos por qué permanecer sentados. Mejoraremos la circulación si dedicamos ese tiempo a pasear.
Es importante estar bien hidratados. Bebe agua cada poco tiempo para evitar la deshidratación.
El alcohol y el café son malos compañeros. Lo mismo pasa con algunos fármacos, que pueden provocar que aparezca un trombo en un viaje así.
Viaja cómodo. La ropa ceñida no es buena compañera. En cambio, puedes optar por medias de compresión, que te ayudarán.
En algunos casos, es recomendable medicarse para evitarlo. Si tienes problemas de circulación, consúltalo con tu médico antes de emprender un vuelo largo.
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